Una revisión al tema de la lectura entre los mexicanos; ¿leemos? ¿qué leemos? ¿entendemos lo que leemos? Una revisión con especialistas y datos duros
En términos generales, la población mexicana si lee, ya sea noticias, blogs, revistas, medios digitales, es lo que comentan ante Crónica académicos del área de literatura, así como el escritor César Arístides. La lectura de libros que tienen cierta complejidad o implican cierto análisis profundo, es decir, lectura formal, representaría el déficit del país, a juicio del par de académicos consultados que, desde una universidad pública y una privada, respectivamente, han visto pasar generaciones de mexicanos jóvenes que apostaron por las letras como profesión.
“Ahora con los dispositivos las personas nos llenamos de información, pero no de conocimientos”, menciona Arístides, quien además de escritor es editor de Penguin Random House.
Pero la lectura en México parece haber ido decayendo. Al comparar el porcentaje de población lectora en los últimos años, se identifica un descenso gradual en los últimos años, con 9.2 puntos porcentuales menos en 2021 en relación con el dato de 2016 de acuerdo al INEGI.
Pueden ser muchos los motivos por los cuales el mexicano no tiene el hábito: falta de tiempo, interés o gusto por la lectura, por problemas de salud, falta de dinero, entre otros motivos, sin embargo, la práctica de la lectura en México puede tener también un origen cultural.
El profesor Felipe Gaytán Alcalá, investigador de la facultad de humanidad y ciencias sociales de La Salle, comenta que en los estratos sociales más bajos se consume entretenimiento gráfico y visual. Tenemos estas pequeñas historietas que se venden y forman parte de la cultura popular del mexicano, como ejemplo: El libro vaquero, mayormente preferido por los estratos sociales bajos, esto se debe a que es una lectura rápida y gráfica, por lo que permite vincular rápidamente el mensaje y a su vez tiene una traducción fácil del contenido.
En segmentos de clase media, se lee superación personal, crecimiento espiritual, ventas, lo que dibuja una clase media aspiracioncita, consumidora de contenidos que le permiten figurar de una manera distinta el futuro, añade el profesor lasallista.
En los estratos sociales altos hay un consumo distinto, ya sea estilo, literatura soft como Bajo la misma estrella o Harry Potter, es decir, best sellers o incluso libros de finanzas, añade, es también esta distinción, la manera en que el capital cultural se mueve en los distintos estratos.
«No significa que alguien lea mejor que otro, la forma de entender desde su propio capital cultural es distinta», menciona Gaytán Alcalá.
A partir de lo dicho por el profesor, sería válido establecer que la percepción del mundo, la experiencia y la forma en que mueven los individuos dependería de los estratos sociales.